El ACV es una enfermedad cerebrovascular que se produce cuando se rompe (ACV hemorrágico) o se tapa (ACV isquémico) una arteria en el cerebro. Decimos que se trata de un ataque porque sabemos que siguiendo hábitos de vida saludables y controles médicos periódicos puede prevenirse. Si puede prevenirse, no es un accidente.
El ACV hemorrágico entonces ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe y provoca una hemorragia. El riesgo de ACV hemorrágico tiende a aumentar con la edad, especialmente en varones y después de los 55 años.
Por eso resulta crucial comprender este tipo de ACV, ya que difiere significativamente del ACV isquémico. A continuación, te presentamos algunos datos que quizás no sabías:
Puede presentarse sin advertencia previa, con síntomas como dolores de cabeza, debilidad en piernas y brazos, vómitos y hasta pérdida del conocimiento. Por eso, suele tomar desprevenidos a quienes lo experimentan y resulta vital brindarles una atención médica inmediata.
No existe una sola causa o factor que desencadene un ACV (es multicausal), pero la presión arterial alta es un factor de riesgo común. La hipertensión puede debilitar los vasos sanguíneos en el cerebro, aumentando así el riesgo de ruptura.
El consumo excesivo de alcohol es otra de las causas, ya que contribuye a aumentar la presión arterial y, por lo tanto, eleva el riesgo de hemorragia cerebral.
Otros factores de riesgo pueden ser: aneurismas cerebrales, malformaciones arteriovenosas, uso de ciertos anticoagulantes, lesiones en la cabeza y enfermedades vasculares (como arteriosclerosis).
Durante un ataque cerebral perdemos 2.000.000 de neuronas por minuto; cada segundo cuenta. Por eso, la rapidez con la que se trata un ACV hemorrágico puede marcar la diferencia en la cantidad de daño cerebral que ocurre. La intervención temprana puede ayudar a prevenir la propagación de la hemorragia y limitar las áreas afectadas en el cerebro.
Además, iniciar la rehabilitación temprana después de un ACV hemorrágico puede mejorar significativamente las perspectivas de recuperación. La identificación oportuna permite la planificación y aplicación temprana de programas de rehabilitación personalizados
La tecnología para la realización de diagnósticos de ACV, especialmente hemorrágico, es una gran aliada. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen que permiten a los profesionales de la salud visualizar el cerebro y detectar cualquier signo de hemorragia. Algunas de las tecnologías incluyen:
La Clínica la Sagrada Familia cuenta con un Centro Integral para el diagnóstico y tratamiento del ACV isquémico y hemorrágico. Nuestro Centro es el primero y único de Argentina que combina en un mismo espacio físico, tecnología de última generación y saber especializado.
Aunque algunos factores de riesgo son inevitables, medidas como controlar la presión arterial y llevar un estilo de vida saludable pueden reducir significativamente las posibilidades de sufrir un ACV.
La recuperación después de un ACV hemorrágico a menudo requiere rehabilitación especializada y un programa especialmente diseñado para cada paciente, para reconstruir sus habilidades y mejorar la calidad de vida.
Te invitamos a conocer sobre nuestros chequeos médicos preventivos.