Los cigarrillos electrónicos se popularizaron como una alternativa “menos dañina” al tabaco tradicional. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que vapear no es una práctica segura. Lejos de ser inofensivo, mantiene la adicción a la nicotina y expone al organismo a químicos tóxicos que afectan gravemente la salud respiratoria, cardiovascular y neurológica.
En Argentina, el aumento del vapeo, especialmente entre jóvenes, es alarmante, y sus consecuencias ya se reflejan en las consultas médicas.
El vapor de los cigarrillos electrónicos no es solo agua aromatizada, como muchos creen. Contiene sustancias como propilenglicol, glicerina vegetal, metales pesados (como plomo y níquel), compuestos orgánicos volátiles y nicotina en concentraciones variables. Según la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), , los cigarrillos electrónicos están prohibidos en Argentina, por lo que los dispositivos disponibles suelen ser de origen no regulado, dejando a los usuarios sin certeza sobre la composición exacta de lo que inhalan.
Estas sustancias, al ser inhaladas, llegan directamente a los pulmones y al torrente sanguíneo, generando inflamación en las vías respiratorias, alteraciones en la presión arterial y daño celular. A largo plazo, la exposición crónica a estos químicos puede derivar en enfermedades pulmonares obstructivas, eventos cardiovasculares y deterioro cognitivo. En Argentina, el 7,3 % de los adolescentes de 13 a 15 años usa cigarrillos electrónicos regularmente, un dato alarmante dado los riesgos para la salud en desarrollo.
El impacto del vapeo no se limita al sistema respiratorio. La nicotina, presente en la mayoría de los líquidos de vapeo, es altamente adictiva y afecta especialmente al cerebro en desarrollo. En adolescentes, puede alterar la formación de conexiones neuronales, aumentando el riesgo de problemas de atención, memoria y trastornos de ansiedad.
A nivel cardiovascular, la nicotina y otros químicos del vapor incrementan la frecuencia cardíaca, elevan la presión arterial y causan daño al endotelio (el revestimiento interno de los vasos sanguíneos). Esto puede derivar en arritmias, hipertensión crónica e incluso infartos en personas con factores de riesgo.
Los pulmones, por su parte, sufren inflamación crónica y daño alveolar, lo que puede manifestarse como dificultad para respirar o enfermedades respiratorias graves. En Argentina, los servicios de neumología reportan un aumento en consultas por síntomas respiratorios en vapeadores jóvenes.
Uno de los cuadros más graves asociados al vapeo es el EVALI (por sus siglas en inglés: Electronic Vapor Alternative Lung Injury), que significa lesión pulmonar aguda vinculada al uso de cigarrillos electrónicos. Este cuadro, identificado por primera vez en 2019, puede causar dificultad respiratoria severa, fiebre, tos y dolor torácico, y en casos extremos requiere internación en terapia intensiva o soporte ventilatorio. Aunque inicialmente se asoció al uso de líquidos con acetato de vitamina E y THC, también se han reportado casos en usuarios de nicotina pura.
El EVALI evidenció que el vapeo no es una práctica segura y que incluso puede provocar internaciones prolongadas, soporte respiratorio y en algunos casos, la muerte.
En la Clínica La Sagrada Familia no realizamos tratamientos para dejar de fumar o vapear, pero somos testigos de las graves consecuencias que estas prácticas generan. Cada vez recibimos más pacientes jóvenes con problemas de salud asociados al vapeo, como ataques cerebrovasculares (ACV) de origen tóxico, arritmias cardíacas, hipertensión inducida por químicos y afecciones respiratorias severas, como bronquitis crónica o neumonía atípica.
Nuestro equipo de especialistas de diversas disciplinas trabaja para diagnosticar y tratar estas complicaciones, ofreciendo un abordaje integral que busca minimizar el daño y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, la prevención sigue siendo el mejor enfoque. Informarse sobre los riesgos del vapeo y buscar alternativas saludables es fundamental para evitar consecuencias irreversibles.